[Flashback] El peso de las decisiones [Nymeria]

por **Grazdan no Ghiscar** Lun Abr 20, 2015 11:54 am

Año 8 DLN

La gran arpía de madera apartaba las aguas a su paso como una fuerza indómita e imparable, Grazdan siempre había gustado el navegar asi como el sentir la brisa en la cubierta, habría sido una tarde plena si no fuese por el cuchicheo de los sirvientes de su hermano que pululaban a su alrededor. Murmuraba cuentos sobre príncipes y princesas mientras todo su séquito sonreía y le aplaudía, supuso que no se podía esperar más de alguien como su hermano, que había preguntado si el enorme barco podría pasar a través del río Rhoyne o si se podían quedar atrapados en el camino. De los hijos de su padre solo ellos dos habían sobrevivido, era cierto que su hermano mayor era hijo de la esposa favorita de su padre, pero Grazdan era hijo de su esposa principal y el más apto por mucho para ser su sucesor, a diferencia de otros reinos como al que se dirigían, el nacer primero no aseguraba la corona de la arpía, se elegía al heredero más apto... aunque para ser justos el ser primogénito tenía sus ventajas y una de esas ventajas era el motivo por el cual ahora se dirigían a la ciudad de las fuentes.

Su padre había decidido llevar a sus hijos a aquel viaje con un objetivo en claro, prometer a uno de sus hijos con la heredera de los Rhoynar, y aunque su hermano y su madre, "la favorita", estaban seguros de que sería un beneficio del primogénito, el emperador todavía dudaba de su decisión, si la princesa Nymeria que por las leyes de su gente heredaría Ny Sar se desposaba al próximo emperador, juntos dominarían la mitad de Essos, esta unión sería el cimiento de una alianza como jamas se hubiese visto. Sin embargo, si se casaba con el hijo equivocado les estaría tendiendo una llave para que en el futuro atacasen Ghis. Skahaz tenía los privilegios y el apoyo de la gente, que según decía su madre siempre solía apoyar al primogénito; Grazdan por su lado era hijo de la esposa principal, su madre era hermana del señor de Meereen, uno de los vasallos más poderosos del imperio, además era el mejor preparado pese a que su hermano tenía dos años más que él. Lo que planeaba hacer su padre era una apuesta arriesgada, pero que podría traer grandes beneficios al imperio, anexar a las tierras del Rhoyne y su poder a la arpía, o darles una influyente alianza con un reclamante al imperio.

En el horizonte Grazdan pudo divisar la enorme ciudad portuaria, corazón de Rhoyne y hogar de su principado. Incluso a esa distancia podía verse el palacio rosa y verde del que solo había leído. Uno de sus guardias le dio el mensaje de que su madre le estaba esperando, de seguro para hacer algunos preparativos previos a su arribo. Grazdan pudo ver a su hermano con un ostentoso traje dorado y naranjo, tenía encajes de plumas de arpía hasta por las orejas, al reflejo del solo brillaba tanto que asi como él podía ver el palacio a esa distancia, de seguro la gente en Ny Sar podrían divisarle. Se dio media vuelta justo cuando los ojos de "la preferida" se le clavaron encima, si las miradas pudiesen matar ella lo habría acribillado un millar de veces. Afortunadamente para Grazdan el intelecto de su hermano lo había heredado de su madre, por lo que no se preocupaba mayormente de esa mujer, que vistiera de oro y seda cuanto quisiera a Skahaz, asi se hundiría más deprisa cuando cayera por la borda.

por **Nymeria** Sáb Abr 25, 2015 8:46 pm

Un suspiro de resignación salió de la boca de la princesa tras dos horas de lecciones sobre historia e idiomas. Sabía que al ser gobernante algún día, tendría que ser culta y versada en varias materias. Por eso, aunque algunas no eran de su agrado porque le parecían aburridas, acataba lo que le impartían. Bueno, y porque después llegaban las lecciones con armas. A ella le gustaba más lo segundo, claro. Su padre se había dado cuenta de aquello y para que Nymeria estuviera centrada y recibiera una educación completa y equilibrada, había hecho el trato con ella de que serían tantas horas de una materia como de otra.
En cuánto acabaron sus clases prácticas, la morena se fue contenta a ponerse ropa adecuada para practicar con armas. Hoy le tocaba la espada. Y es que no solo recibía lecciones de como manejar un arma en concreto, si no que estaba desarrollando destreza con varias. Había sido bendecida con habilidad para manejarlas. No todas las mujeres eran capaces de ser guerreras.

Ataviada con ropajes correctos, comenzó a recibir la disciplina. Nymeria le ponía ganas y empeño. Quería ser muy buena guerrera y demostrárselo a todo el mundo. Apenas llevaba media hora entrenando cuando su madre la mandó llamar, instándola a que se fuera a bañar y vestir correctamente. Al parecer hoy era el día en el que recibirían una visita importante, aunque a la princesa se le había pasado por completo. Se le había olvidado o más bien quería olvidarlo pues había escuchado a sus padres hablar sobre sus futuros invitados y al parecer entre ellos podía estar su futuro esposo. Ella era un espíritu libre y la perspectiva de casarse pronto no es que le agradase. Aunque obviamente era consciente de que sería una de sus obligaciones, y más teniendo en cuenta lo que supondría casarse con uno de los hijos del hombre que estaba a punto de llegar a Ny Sar.

Dejó la espalda en el suelo y se adentró en el palacio para adecentarse. La bañaron, peinaron y perfumaron. Le pusieron un vestido de seda azul celeste, que resaltaba contra su piel bronceada y hacia juego con sus ojos. Como broche final, su madre le regaló un collar de oro, para adornar su cuello. Ante la sonrisa y mirada de aprobación de su madre, Nymeria descendió de su alcoba para reunirse junto a sus progenitores en la entrada del palacio. Allí permaneció de pie, a la espera de que sus invitados llegaran. Desde dónde estaba, pudo divisar el gran barco entrando al puerto y seguidamente uno de los sirvientes de su padre viniendo a informar de que a quiénes esperaban, estaban desembarcando. La princesa se irguió más de lo que ya estaba y con elegancia, se limitó a esperar.

por **Grazdan no Ghiscar** Lun Abr 27, 2015 4:33 pm

El despliegue de sirvientes y esclavos que acababan preparativos ante el inminente arribo parecía increíble de imaginar dentro de un barco, cuando mucho en una fortaleza, castillo o pirámide menor, sin embargo la embarcación dorada con forma de arpía tenía enormes dimensiones, se decía que se necesitaba una docena de hombres solo para izar las velas y más de un centenar de hombres para cubrir los remos. El "Corazón de Arpía" no era una embarcación que destacara su rapidez, pero si en opulencia y, de ser necesario, en combate, según le habían relatado en cuentos le llamaban "La fortaleza flotante", siendo capaz de despedazar barcos que se interponían a su paso y, en caso de necesitarlo, albergar un verdadero ejercito en su interior. Era la nave insigne del imperio, reconstruyéndose cada dos o tres generaciones, pero siempre manteniendo sus características tan propias y exageradas.

- No hables a menos que te pregunten directamente. - La voz de su madre sonaba serena incluso bajo esas circunstancias, donde bien se podría decidir el futuro de suyo y de su hijo. - Por más que esa intente adiestrar al mono de tu hermano, será cosa de darle tiempo para que salte a hacer alguna gracia. - Por "esa" se refería a la otra esposa de su padre, era más correcto pensar en ella como otra de las esposas, pues ella y su madre tan solo eran dos de las siete mujeres del emperador de Ghis. Sin embargo como ninguna de las otras cinco le había dado al soberano un hijo hombre, no eran consideradas esposas en todas las de la ley quedando dos o tres peldaños por debajo de las que si habían logrado continuar el legado de la familia Ghiscar. Aunque alguna de ellas lograra parir un hombre, su hijo nacería con grandes desventajas, la primera era la edad, los años de ventaja eran primordiales cuando se elegía al heredero, el segundo era el estatus que tenía su madre como primera esposa, lo tradicional era que la primera mujer con la que se desposase el emperador fuera de mayor linaje que el resto, su madre era hija del señor de Meereen, uno de los vasallos más importantes de su padre. La otra esposa que iba a bordo del Corazón de Arpía tenía un titulo menos digno, pero no por ello despreciable. "La preferida". Era de carácter informal y se usaba para nombrar a la mujer con la cual el emperador se sentía más a gusto y por consiguiente sus palabras llegaban más a sus oídos, también recibía más regalos que el resto y pasaba más noches en su cama, razón por la cual "la preferida" solía engendrar la mayor cantidad de descendientes, fortaleciendo la posición de sus hijos en la corte, afortunadamente para Grazdan y su madre, ella solo había concebido mujeres tras su hermano Greizhen. Grazdan asintió a todos los consejos de su madre hasta que un sirviente les hizo llegar el mensaje que el emperador se disponía a bajar.

El emperador lucia una armadura de acero y oro con forma de arpía que tradicionalmente se usaba cuando lideraba a sus tropas en batalla, pero habían algunos detalles en seda y cuero que la adaptaban para lucirse en tiempos de paz, además de el hecho que no tuviese una sola razmilladura pues hasta donde sabía Grazdan las épocas en que su padre liderase un ejercito habían acabado incluso antes que él naciese. La Preferida y su hijo lucían trajes hechos con fibra de oro, demasiado brillantes para su gusto, además ya podía ver como una gota corría por la nuca de su hermano mayor, en un par de horas estaría rostizado, no pudo evitar cuestionarse si a un joven de su edad le podría dar un vahído por el calor, sin duda sería una presentación que los príncipes de Ny Sar jamas olvidarían. El nombre de su padre fue nombrado, precedido por una cantidad de títulos que solo el emperador de la arpía lograba acumular. Luego de eso presentaron a la familia imperial, en una situación normal el nombre de su madre habría precedido al de su padre, pero la favorita había apelado a que, como madre del primogénito, debería ser presentada antes, una batalla que por más que su madre rebatió no pudo ganar, desde que fuese decidido ella y su hijo sacaban un pecho de paloma cuando pronunciaban sus nombres. Su madre era nombrada tras su hermano Greizhen no Ghiscar, pero como primera esposa e hija de Meereen, sus títulos resaltaban por sobre los de la otra. Grazdan era nombrado al último de la familia, cosa que al contrario de disgustarle le acomodaba, vestía de forma elegante pero sencilla, con un tokar carmesí y un pañuelo del mismo color en su cabeza, la túnica se enrollaba sobre su brazo izquierdo dejando entrever ribetes negros, por último usaba unas sandalias de ébano, simples pero de acorde con el traje.

Cuando comenzaron a presentar a los miembros de la familia anfitriona, las miradas de ambas esposas fueron hasta la princesa Nymeria de Ny Sar. - Había escuchado sobre vuestra belleza joven princesa, pero todos los relatos se quedan cortos ahora que os tengo frente a mis ojos. Mi nombre es Greizhen no Ghiscar, me alegro por fin poder conoceros. - Su hermano hizo un saludo tan exagerado como su atuendo, Grazdan no podía sino sentir algo de lastima por esa muchacha, sin duda la estadía de los Ghiscar se convertiría en un verdadero martirio. - Un placer conoceros, princesa Nymeria. - La sonrisa triunfante de la favorita se dejo entrever, la sola idea de que se sintiera ganadora con tan poco le repugnaba, pero la verdad era que prefería no alargar más las presentaciones, no era como si no hubiesen ya pronunciado los nombres de todos una docena de veces, además estaba seguro no elegirían entre él o su hermano pero algo tan insignificante como la cantidad de cumplidos que hubiesen pronunciado tan solo al llegar.

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